jueves, 21 de abril de 2011

La gesta del "Glorioso" -1747-

Prácticamente cualquier aficionado a la temática militar ha oído hablar del acorazado alemán “Bismarck”, así como de su épico combate en inferioridad numérica frente a fuerzas muy superiores que emprendieron una auténtica cacería contra él con un sólo final posible.

Sin embargo muy poca gente sabe que casi 200 años antes la misma Royal Navy que iría a la caza del acorazado germano, emprendería una acción parecida contra un buque español, aunque en esta ocasión la cosa no les salió todo lo bien que esperaban.

A diferencia del acorazado “Bismarck”, buque puntero de su generación y producto de la más moderna tecnología naval de la época, el navío de línea español "Glorioso" era un simple buque de 70 cañones, bastante común en la época. Botado en La Habana (Cuba) en 1740 en una serie de tres navíos de parecidas características aunque diferente armamento (junto al “Glorioso” se construyeron el “Invencible”, también de 70 cañones, y el “Bizarro”, de 50), era algo más grande y marinero que sus homólogos británicos y franceses de mismo porte, aunque también más lento y menos maniobrero; y a diferencia del ya mencionado “Bismarck”, no destacaba especialmente en nada respecto a "la competencia" ni tenía ningún elemento que le diera una particular ventaja sobre posibles enemigos.



Perfil y maqueta del navío Glorioso.

En 1747 se encontraba este navío al mando del Capitán de Navío D. Pedro Mesía de la Cerda, cordobés experto y fogueado en multitud de campañas a lo largo de toda su carrera comenzada en 1717 a la pronta edad de 15 años. A él y su navío se le encomendó el transporte a la metrópoli de un tesoro de cuatro millones de pesos duros en plata ya acuñada en monedas, prestándose a ello en el mes de Julio del mencionado 1747.

D. Pedro Mesía de la Cerda y de los Ríos.


PRIMER COMBATE: ESPAÑA 1 - INGLATERRA 0

Tras una travesía tranquila, parecía que la misión del Glorioso iba a transcurrir sin incidentes, pero el día 25 de julio, con la isla de las Flores (Archipiélago de las Azores -Portugal-) a la vista, aparecieron en el horizonte multitud de velas que resultaron ser las de un convoy inglés de 12 mercantes escoltado por tres buques de guerra, el navío "Warwick" de 60 cañones, la fragata "Lark" de 44, y un bergantín de 20 bocas de fuego. Como la misión del Glorioso era llevar tan preciado tesoro a España, su comandante decidió intentar la huida y distanciarse, pero su maniobra fue advertida por el jefe del convoy inglés, el Comodoro John Crooksands, que decidió enviar a la caza del solitario navío español a su propio buque, el "Warwick" junto con la fragata "Lark", dejando al menor de 20 en la escolta del convoy pensando sin duda que el español sería una presa fácil y le proporcionaría un suculento tesoro puesto que venía desde América.

La más ligera "Lark" no tardó en adelantarse y pronto llegó a distancia de tiro del más lento y pesado "Glorioso", comenzando el cañoneo con la intención de entretener al navío español el tiempo suficiente para que se les uniera el "Warwick", derrotando así entre los dos al buque de D. Pedro Mesía.

Pese a que se les había echado la noche encima, había mucha claridad lunar por lo que los enemigos se divisaban perfectamente, comenzando un encarnizado combate como si fuera en pleno día. D. Pedro Mesía era consciente que su misión era salvar el tesoro, por lo que no cejó en su empeño de intentar la huida. A tal efecto dispuso que se colocaran cuatro de las mayores piezas del Glorioso a popa, teniendo así a la fragata británica a raya por atrás y continuando el rumbo hacia España para evitar que se le uniera a la misma el más poderoso navío "Warwick". A las pocas andanadas la fragata "Lark" ya quedó con serias averías en el casco y la arboladura, por lo que tuvo que retirarse del combate para hundirse poco después. Pero había cumplido su misión de entretener al "Glorioso" lo suficiente para que el "Warwick" acabara con el ya tocado navío español... o ese era el plan.

Así a las 2 de la madrugada comenzó el nuevo combate entre el inglés y el español. En esta ocasión, D. Pedro Mesía decidió virar en redondo y enfrentarse cara a cara con el inglés, acercándose por su banda de estribor a distancia de tiro de pistola, destrozándolo con su mayor número de piezas. A la hora y media, con el palo mayor y el mastelero del trinquete perdidos, el inglés emprendió la retirada, y aunque el "Glorioso" estaba mucho menos dañado y podía haber acabado fácilmente con el enemigo que apenas podía maniobrar, D. Pedro Mesía reemprendió su misión principal, que era la de llevar el preciado y necesario tesoro a España y ponerlo a salvo. A bordo del navío español había que lamentar 5 muertos y 44 heridos.

Combate nocturno del Navío Princesa, similar al soportado por el Glorioso.

El mismo D. Pedro Mesía de la Cerda escribiría en su diario:

“Los muertos que he tenido durante la función han sido tres hombres de mar y dos pasajeros llamados don Pedro Ignacio de Urquina y Juan Pérez Veas; heridos leves 1º y 2º condestables; de la brigada Infantería, han sido diez, pero solo uno de cuidado los demás leves; artilleros, marineros y grumetes veintinueve, de los que seis son graves y los demás de muy poco cuidado. Se han disparado 406 cañonazos de a 24; 420 de a 18; 180 de a 8: 4400 cartuchos de fusil.”

Si bien el "Warwick" no se hundió, sí lo hizo la carrera del Comodoro Crooksands, que por estos hechos fue apartado del servicio como tantos otros comandantes británicos que habían tenido la desdicha de encontrarse con españoles en su camino. Pero pronto podría aplicar aquello de "mal de muchos, consuelo de tontos", ya que no sería el último en terminar su carrera así.


SEGUNDO COMBATE: ESPAÑA 2 - INGLATERRA 0

Tras el combate con los ingleses frente a las Azores aún quedaba varias singladuras para llegar a un puerto amigo, por lo que las reparaciones se tuvieron que hacer durante la navegación con los escasos medios de a bordo, entre ellas la de 4 agujeros muy próximos a la línea de flotación que tuvieron que ser taponados rápidamente. Pero los derrotados ingleses no estaban dispuestos a que terminara así el asunto, y así, el famoso Almirante Byng fue advertido para que permaneciera al acecho con su escuadra e interceptara al navío español.

El 14 de agosto de 1747 se avistó por fin Finisterre y parecía que la delicada misión iba a terminar con final feliz, pero poco duró la alegría al avistarse uno de los escuadrones dispuestos por Byng para cazar al navío español. Sin demora, el navío "Oxford" de 50 cañones, junto con las fragatas "Soreham" de 24 y "Falcon" de 20, emprendieron la caza del navío español dando esta vez la victoria por segura.

Combate del 14 de Agosto de 1747.

El primero en llegar fue el "Oxford" por encontrarse más cerca, al que enseguida se le unieron las dos fragatas, pero de poco sirvió ya que tras tres horas de combate tuvo que retirarse igualmente desarbolado el navío inglés. Pese a que las fragatas intentaron igualmente por todos los medios impedir al "Glorioso" llegar a la costa acosándolo y cañoneándolo de forma continua, el navío español conseguía atravesar la bocana del pequeño puerto de Corcubión el día 16, anulando las esperanzas inglesas de hacerse con este jugoso tesoro. No había salido gratis este combate, y el "Glorioso" atracaba en el muelle con la popa completamente destrozada, sin el bauprés y casi sin velamen, pero se había cumplido la misión de traer el preciado tesoro a la península.

Corcubión, con el Castillo del Cardenal a la entrada de la ría del mismo nombre.

Los comandantes ingleses fueron sumariados y enviados a hacer compañía al comodoro Crooksands a las listas del paro de la época.

Pero la odisea del "Glorioso" no había terminado. Siendo Corcubión un puerto demasiado pequeño para acometer las importantes reparaciones que precisaba el navío, se decidió su traslado al arsenal de El Ferrol, pero tanto por el lamentable estado de su aparejo, como por un persistente viento contrario del NO, la travesía a El Ferrol fue imposible, por lo que D. Pedro Mesía decidió poner proa a Cádiz. Como se sabía que la escuadra de Byng patrullaba de forma regular la costa portuguesa, se decidió evitarla yendo hacia alta mar para dar un amplio rodeo y evitar posibles encuentros con el enemigo que, dado el estado de su navío serían fatales sin duda.


TERCER COMBATE: ESPAÑA 2 - INGLATERRA 1

La última travesía del "Glorioso" discurrió nuevamente tranquila, pero la buena suerte se terminó el 19 de Octubre, cuando al doblar el Cabo San Vicente se encontró con la escuadra de Byng en pleno: diez embarcaciones se lanzaron sin piedad contra el desdichado navío español. Mesía comenzó la huida hacia el Atlántico, pero no tenía la menor posibilidad. Las primeras en llegar fueron nuevamente las fragatas corsarias de la división al mando del Comodoro George Walker conocida por los ingleses como “The Royal Family”, llamadas “King George”, “Prince Frederick”, “Duke” y “Princess Amelia”. Sumaban en total 120 cañones frente a los 70 del español.

Sobrevino entonces una calma chicha que dio un respiro a las tripulaciones, y que en no poca medida contribuiría en aumentar los temores por lo que se avecinaba. A las 5 de la madrugada se levantó un viento del Norte que permitió a la “King George”, insignia de la “Royal Family”, dar alcance al “Glorioso”. Así, a las 8 de la mañana comenzó el combate con poca fortuna para los ingleses, pues en las primeras andanadas el “Glorioso” consiguió echar abajo el palo mayor de la fragata inglesa, le mató a siete hombres y le provocó numerosos heridos. Peor lo habría pasado de no ser por la providencial llegada de las fragatas “Frederick” y “Duke” a las que poco después se uniría la “Princess Amelia”, que continuaron el acoso al “Glorioso” permitiendo al Comodoro Walker quedarse atrás con su desmantelada nave.

Sin embargo, vista la experiencia de la “King George”, las fragatas se mantuvieron a una prudencial distancia para no sufrir el mismo destino.

Pero el navío español ya estaba casi en el límite. A los daños del combate se le unían las viejas heridas de los combates anteriores y empezó a perder velocidad de manera evidente a simple vista, lo cual permitió que el navío “Darmouth” de 50 cañones se le acercara a fin de darle el golpe de gracia al español.

Combate entre el Glorioso y el Darmouth. Ángel Cortellini Sánchez (1858-1912). Museo Naval de Madrid.

Casi a distancia de bocajarro, el “Darmouth” comenzó a lanzar andanadas hacia el “Glorioso” que, para sorpresa de los ingleses, respondió al ataque fieramente hasta el punto que, en un golpe de suerte se incendió la santabárbara del navío inglés, desintegrándose éste en una atronadora explosión que dejó a todo el mundo perplejo. Sólo se salvaron 14 hombres de los 300 de su dotación, que pudieron recogerse desde las fragatas.
Cuando los atónitos ingleses despertaron de su consternación, volvieron nuevamente a perseguir al “Glorioso” que maltrecho se alejaba poco a poco del lugar de la escena. Así, a eso de las 12 de la noche se acercó a distancia de tiro el Buque de Línea “Russell”, de 80 cañones en 3 puentes, quien ayudado por las tres fragatas supervivientes empezó a trabar combate cercano contra el español. Esto ya era demasiado para el navío de D. Pedro Mesía, acribillado completamente como consecuencia de llevar un combate casi continuo desde las 8 de la mañana, con el aparejo desecho y la bodega completamente inundada, muy escaso de municiones y con la dotación exhausta. Aun así, el “Glorioso” continuó todo lo que pudo.

Con las primeras luces del alba amaneció frente a los ingleses el espectro de lo que antes había sido un barco de guerra. Visiblemente semihundido, con 33 muertos y 130 heridos a bordo, ya sin municiones con las que responder al enemigo, y sin posibilidad de esperar socorro alguno por fuerzas propias, el “Glorioso” se rindió a los ingleses.

El Glorioso en su último combate contra el Russell. Pintura del Museo Marítimo Nacional de Greenwich. Londres.


RESULTADO DEL PARTIDO: VICTORIA PARA ESPAÑA.

Se puede decir muchas cosas de los ingleses, pero hay que reconocer que no se cortan un pelo cuando tienen a unos valientes delante, aunque sean del enemigo. Admirados por la enconada defensa de los españoles, que sólo se habían rendido cuando ya no les quedaba nada para disparar, dieron un trato más que cortés a sus prisioneros, hasta el punto de permitirle a D. Pedro Mesía conservar su sable (máximo trofeo para un comandante enemigo).

Los restos del “Glorioso” fueron remolcados hasta Lisboa con la esperanza de poder recuperarlo, pero su estado era tal que terminó siendo vendido y desguazado. Ni siquiera pudieron obtener esta recompensa, y de ahí que, pese a que finalmente la Real Armada perdiera el navío frente a los hijos de la “Pérfida” Albión, el balance no podía ser más positivo para España.

Por lo pronto, capturar un solitario navío de 70 cañones les había costado la pérdida de uno de 50 y una fragata. El “Glorioso” se había batido él sólo contra toda una escuadra: cuatro navíos y siete fragatas, causándole además de los dos hundidos, serias averías y bajas en todos los demás. Y para más “INRI” había ejecutado su misión principal y puesto a salvo el tesoro que era vital para continuar el esfuerzo de guerra español en Europa. Finalmente, el buque se rindió cuando agotó su munición y con más de la mitad de la tripulación fuera de combate y el resto exhausta tras una campaña que había comenzado en julio de ese mismo año.

Sin duda esto les tuvo que doler a los ingleses, pero siendo un país con una alta tradición marinera no podían dejar de darle su justo valor. D. Pedro Mesía de la Cerda fue liberado y recompensado en España con el ascenso a Jefe de Escuadra, retirándose finalmente con el empleo de Teniente General y desempeñando a su vez el cargo de Virrey de Nueva Granada, falleciendo finalmente en Madrid en 1783, con el título de Marqués de la Vega de Armijo.

Mástiles de un barco, para entender un poco los daños descritos.


CONCLUSIONES

No es difícil imaginar que, de haber sido los protagonistas franceses o ingleses (en el otro bando), esta historia ya contaría con su plasmación en el cine. Incluso puede ser que ante la falta de talento de estos días, Hollywood nos hubiera obsequiado con un nuevo remake aventurero al estilo de la película “Master & Commander”.

Pero desgraciadamente para sus verdaderos protagonistas, se trata de una historia española, y por tanto olvidada hasta por su propia gente que se siguió a pies juntillas el guión anglo-francés de que España apenas ha pintado nada en Europa. Es notorio cómo ha calado esto hasta el punto que, pese a hechos como este (hubo muchos más, como cuando D. Luis Vicente de Velasco se enfrentó en junio de 1742 con su fragata a otra británica de mayor porte, y al bergantín de misma bandera que iba en su auxilio: el resultado bien lo supieron los habitantes de La Habana cuando lo vieron aparecer por la bocana con las dos presas a remolque y un número de prisioneros que doblaba en número a su propia tripulación…) han llegado a desaparecer en el tiempo y ha calado la idea de que la historia de los españoles en el mar es una sucesión de gloriosas derrotas como la de la mal llamada Armada Invencible, o Trafalgar, ignorando muy intencionadamente hechos como la defensa de Cartagena de Indias, o la de Tenerife, o quitándonos directamente el protagonismo como ocurre ahora con la Batalla de Lepanto, donde algún sector de la historiografía anglosajona quiere darle el mérito a las galeras venecianas de Juan Andrea Doria, obviando el pequeño detalle de que estaban tripuladas por españoles ya que el pequeño reino italiano no tenía suficiente personal.

La cosa es tan simple como esta: España creó el primer imperio oceánico de la Historia, y lo mantuvo en su poder durante cuatro largos siglos. Y este imperio se perdió no porque sus territorios fueran conquistados por otras potencias salvo en contadas ocasiones, sino por los deseos de independencia de sus habitantes…  Con todas estas premisas, alguna vez tendríamos que ganar algo, ¿no?

Creo que ya va siendo hora de ir poco a poco reivindicando nuestra Historia.

Un saludo, Skipper

4 comentarios:

  1. Sigue asi amigo, en esta tierra necesitamos sacudirnos el pesimismo y la leyenda que nuestros enemigos vertieron sobre nosotros. Ya es hora de sentirnos orgullosos de nuestra historia y dejarnos de rollos caducos de "fachas" o "rojos", para estar orgullosos de ser lo que somos, con orgullo como en cualquier pais y revindicar nuestra gloriosa historia, cultura, arte, que en conjunto no sé, si hay pais igual (desde luego NO la Pérfida).Saludos y lo dicho sigue asi.
    P.D. Muy bueno tu artículo sobre Najaf.

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  2. Esto si que es bueno......gracias Alvaro me voy a poner las botas.....como molaaaaaa!!!!

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  3. Gracias a ti, Isabel. Por tu capacidad de asumir lecturas aburridas... Jajajaja

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